Mucho del éxito del mensaje depende de la actitud que el predicador presente al estar frente a su auditorio. Hay algunas actitudes incorrectas e inconvenientes que serán bueno apuntar para evitarlas.
1. Una actitud pretenciosa. Se puede manifestar por gestos y por expresiones o palabras con los cuales se dé la impresión de que uno es demasiado capaz para el oficio que está ejerciendo. Si usa un lenguaje o expresiones que bien sabe son incomprensibles a su auditorio, muestra con ello una actitud pretenciosa.
2. Una actitud de superioridad. Si usted comienza diciendo que espera que sus oyentes puedan entender el “difícil” asunto que va a tratar, les hará sentirse inferiores a usted y seguramente no le oirán con gusto.
3. Una actitud indiferente. Esta se muestra muchas veces por no levantar jamás su rostro para mirar a su auditorio, como si sólo predicara para sí mismo.
4. Una actitud egoísta. Se puede ver cuando el predicador hace demasiadas alusiones a propia persona, a sus éxitos, a su educación, etc.
5. Una actitud descuidada. No comience pidiendo disculpas por la pobreza de su sermón que va a predicar, o comenzando a hablar de generalidades de poca importancia. El descuido en su preparación saltará a la vista y el auditorio nunca excusa al predicador descuidado.
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