ESTRACTO:
Puesto que
Leamos Salmos 26:2: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”. Y vemos en Salmos 139:23, 24a: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad”. Estos dos pasajes nos muestran la manera apropiada de conocernos a nosotros mismos. No necesitamos esforzarnos haciéndonos un análisis personal, tratando de examinar nuestros sentimientos y pensamientos a fin de conocer nuestro fuero interno, nuestro corazón, y de ver si hay camino de perversidad en nosotros. Debemos pedirle a Dios que nos examine y nos pruebe. Sólo cuando El lo hace, podemos conocernos debidamente. Así que, el conocimiento de uno mismo no depende de nuestro examen interno, sino de la inspección que Dios realiza. (pág. 6)
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