El predicar la palabra de DIOS, es en toda su extensión, una empresa por si solo, porque la palabra de DIOS no puede ser predicada efectivamente cuando hay algo torcido en la vida personal.
DIOS quiere vasos limpios, uno puede enseñar matemáticas adecuadamente y no pagar las deudas, pero no podemos adecuadamente explicar la palabra de DIOS y no pagar las cuentas o mentir.
La vida personal de un hombre y disciplina puede "hacer" o "deshacer" un ministerio.
La Biblia hace claro que el predicador, predica con su vida como con sus labios.
La Biblia indica la integridad de un predicador.
1 Tesalonicenses: 2:1-12
1 Timoteo: 3:1-7
Tito: 1:5-9
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